AUTORA: SUSANA CD |
Todo comenzó cuando conseguí mi nuevo trabajo. Acababa de cumplir los 23 años, me había licenciado y entre a trabajar de administrativo para una empresa de la construcción. Por este motivo tuve que abandonar mi ciudad natal y venirme a vivir a Sevilla, ya que yo soy de Granada. El trabajo no era nada del otro mundo, no era muy cansado, ni echaba muchas horas, aunque el sueldo tampoco es que fuera espectacular, más bien normalito. Lo bueno que tenía es que al mudarme a Sevilla pude vivir solo y así dar rienda suelta a mi mayor placer, vestirme de mujer.
Desde pequeñito, siempre he sentido atracción por la ropa de mujer, especialmente por la intima, y sobre todo por el rol sexual de la mujer, aunque no fue hasta mucho mas adelante cuando comencé a travestirme. La verdad es que llevaba mucho tiempo con ganas de probar, pero no fue hasta el primer año en la universidad, cuando tenía 18 años que me atreví a hacerlo. Fue un día que aprovechando que estaba solo en casa, cogí un tanga de mi madre y me lo probé. Me sentía genial, me encantaba y me excitaba al mismo tiempo. A partir de ese momento fui a más, tangas, medias, pantys, braguitas, sujetadores, ligueros, falditas...... Al principio solo fue con ropa interior, pero pasado muy poco tiempo empecé a vestirme completamente de mujer, maquillándome y completando mi imagen con alguna peluca.
Poco a poco, el vestirme de chica se convirtió en una costumbre, lo hacía casi todos los días, cuando me quedaba sola en casa. Al principio le cogía la ropa a mi madre, aunque poco a poco fui comprando mi propia ropa. Aprendí también a maquillarme, a andar con tacones y a tener unos movimientos sexy y femeninos. Me encantaba vestirme y meterme en un chat de travestís y crossdresser, y charlar tranquilamente con otras crossdresser como lo hacen dos amigas que charlan de cosas de mujeres, es decir, ropa, hombres, sexo, fantasías.......
Me auto llame Susana e hice en ese tiempo muchas amigas. Al mismo tiempo empezó a interesarme el tener sexo como chica. Yo me había considerado toda la vida heterosexual, no es que haya tenido una vida sexual muy alocada, pero ya había tenido algunas experiencias con mujeres e incluso tuve un par de novias con las que disfrutaba bastante. Sin embargo poco a poco, me atraía la idea de tener sexo con un chico estando yo de mujer. No es que me gustaran los chicos, aunque alguno sí que me parecía más o menos atractivo, pero ardía en deseos de ser follada como una chica, de ser penetrada, de comerme una polla y sobre todo de gozar del sexo como una hembra. Supongo que por esa misma curiosidad, me llegue a comprar un pequeño consolador, no muy grande, de unos 12cm, con el que me inicie en los placeres del sexo anal, y puse varios anuncios en chat y foros de Internet. Desgraciadamente nunca llegue a quedar con nadie, rara vez conocía a alguien que me despertase confianza e interés, y las pocas veces que concrete alguna cita, me dejaron plantada.
Un par de veces estuve a punto de quedar con una amiga cd de granada, pero no congeniábamos horarios ni teníamos sitio. Así que durante unos tres anos seguí vistiéndome de mujer cada vez que podía, chateaba con mis amigas y disfrutaba de lo lindo penetrando mi culo con mi consolador. Por aquella época me depilaba de forma regular y empecé a practicar cierto ejercicio con el fin de hacer más femenino mi cuerpo. De esta forma, conseguí unas esbeltas piernas y un culo respingo, duro, terso, como el de una mujer.
Todo esto cambio cuando me vine a vivir a Sevilla. Al disponer de una casa para mí solo, me vestía de chica mucho más tiempo. No conocía a mucha gente de Sevilla, algunos amigos de la facultad e hice amistad con algún compañero del trabajo pero poco más, así que la mayor parte del tiempo libre lo pasaba en mi casa, vestidita como una niña sexy. Volví, por esta época a poner anuncios en internet, ya que teniendo ahora sitio discreto y seguro, mi casa, esperaba poder conocer a algún hombre con el que poder tener sexo. Pero tampoco llegue a concretar nada esta vez.