AUTORA: SANDRA LIZALDI |
Pues bien, les decía que aquella noche M y yo partimos rumbo al restaurante. Aun no salíamos del estacionamiento del hotel cuando el capote del A6 comenzó a moverse hacia atrás quedando convertido en cuestión de segundos, M me miró, me guiñó el ojo y me sonrío.
La vamos a pasar muy bien ya verás – Me dijo mientras ponía su mano sobré mi pierna izquierda.
Un hormigueo me recorrió la pierna, subió por el muslo y se instaló en mi cintura, el viento me alborotaba el cabello, era una sensación de libertad inigualable, el hormigueo recorría mi espalda hasta llegarme a la nuca, para darme una vuelta en la cabeza y regresar hasta la cintura.
De los parlantes del automóvil brotaba smooth jazz, un fondo musical perfecto para la charla que tuvimos durante el trayecto, charlamos como si nos conociéramos desde hacía mucho tiempo y hubiera pasado largo tiempo sin vernos, era una charla muy casual pero bastante divertida.
Mientras recorríamos la ciudad su mano derecha recorría mis piernas hasta llegar a los muslos y descendía lentamente hasta posarse de vuelta en mi rodilla, yo estaba más que extasiada por todo, la música, la charla, las caricias y sobré todo por la manera que me miraba M.
Llegamos al lugar y de inmediato un sujeto bajito de estatura me abrió la puerta, y extendió la mano para ayudarme a descender, al mirarme me sonrió, coqueteándome y todo el trayecto hasta la entrada del restaurante no dejó de mirarme el culo, M se dio perfecto cuenta y en un “descuido” me levantó la falda hasta dejármela a media nalga, lo jalé de inmediato para regresarlo a su sitio mientras por el rabillo del ojo pude darme cuenta que el chico del valet había visto todo el espectáculo.
Cuando entramos el lugar estaba semi vacío y la mesera nos guio hasta una mesa al fondo del salón a un lado de la salida a la terraza, el lugar estaba a media luz por lo que el ambiente era bastante íntimo y acogedor.
Unos instantes después nos trajeron la carta, M ordenó una botella de vino, realmente yo no tenía mucha hambre así que miré la carta de arriba abajo intentando encontrar algo que se me antojara, durante un par de minutos la estudié entera, de repente escuché detrás de mi.